No es el objetivo de este artículo hacer futurología, ni brindar especulaciones apresuradas. Tampoco hablare del futuro, sino más bien del presente y el pasado, así de esa forma cada lector puede imaginarse algún futuro estimable.
Luego de estar trabajando por dos años con el legado que nos ha dejado el maestro José Asunción Flores (1904-1972) haber leído cuanto escrito salga, haber participado de todas las conferencias posibles y compartir con los máximos referentes de la guarania en la actualidad, me resulta necesario brindar mi punto de vista del rumbo que ha tomado el género en los últimos años.
Para eso es menester ir hacia atrás, el origen de la guarania indiscutiblemente es producto del trabajo incansable del maestro Flores, quien en una búsqueda académica de brindar a la polca una correcta escritura para que la misma pueda ser interpretada por cualquier persona que fuera o no paraguayo llego a la guarania que en términos sencillos, inicio como una polca lenta, y luego fue tomando forma propia mediante la inserción de nuevas estructuras musicales, armónicas, fraseológicas, contrapuntísticas y de la misma forma, innovaciones desde el punto de vista poético, lingüístico y social.
Tratare de no usar calificativos como que la música paraguaya “se elevó”, “se perfecciono” “se pulió” entre tantas otras, dado que a mi entender en el arte no hay mejores o peores obras, sino podemos clasificar como un arte de mayor complejidad o menor complejidad. De hecho, y claro está, la guarania es una complejización de la polca, dado que Flores agrega más y más elementos configurativos al lenguaje vernáculo preexistente.
Sin embargo, la conquista de la guarania no se radica desde un plano academicista, sino desde el aspecto social. Muchos biógrafos y el propio Flores apuntan que la guarania fuere un éxito rotundo desde sus inicios en los años 20. Esto resulta dudoso, dado que en los diarios de la época no se referencia ni a Flores ni a la guarania.
También sigue siendo dudoso el supuesto gran éxito del estreno de Jejuí en el año 1925 frente al presidente Eligio Ayala. No existen referencias sobre esta noche ni en los diarios, ni en las programaciones, ni en las memorias del propio ilustre expresidente. Esto es bastante extraño, dado que Eligio Ayala era un presidente que tenía mucha prensa y era estimablemente admirado por los círculos de poder. Solo tenemos certezas de que el Hotel Cosmos si presentaba conciertos diarios aquella época, pero nada se menciona sobre el éxito del estreno de la guarania y del joven compositor que irrumpe en la escena pública.

Anuncio del diario El Liberal de 1925 (Fuente: Biblioteca y Archivo Central del Congreso del Paraguay)
Esto nos lleva a deducir que la guarania fue un arte profesado por los jóvenes bohemios de la época. Fue el arte que cautivo a los nuevos poetas y músicos. Se movía dentro del ambiente de la serenata y las tertulias de los bares del centro de Asunción.
Tendremos que esperar hasta después de la Guerra del Chaco (1932-1935) con Flores ya en Buenos Aires para comprender el éxito del género, dado que el autor funda la Orquesta Ortiz Guerrero, y con ella puede estrenar sus composiciones, difundirlas en radios y grabarlas en los sellos discográficos porteños. Es en esta época donde entran de moda obras como Ne rendape aju, Nde Ratypykua, Arribeño Resay, Gallito Cantor entre otras.
Así también cabe destacar el éxito de guaranias de otros autores como Demetrio Ortiz con su legendario Recuerdos de Ypacaraí y Mis noches sin ti. Agregamos a estas las guaranias de Agustín Barboza, Mauricio Cardozo Ocampo, Emigdio Ayala Báez, Eladio Martínez etc. Años más tarde vendría la figura de Luis Alberto del Paraná, Digno García, Francisco Marín y tantos otros que llevarían la nueva música paraguaya por todo el mundo.
Este periodo de esplendor y brillo se extiende con fuerza hasta la revolución de 1947 cuando muchos artistas se ven obligados a exiliarse oprimiendo las libertades creativas y expresivas de los mismos. Esto ira empeorando hasta la llegada del dictador Alfredo Stroessner en 1954, quien definitivamente impondrá las más estrictas censuras al arte nacional que no responda a los intereses del régimen. La guarania era tal vez la más alejada de estos intereses, partiendo simplemente de la base que el propio Flores era militante del partido comunista desde el año 1934, y había escalado los niveles más altos de vinculación con el régimen comunista (no es un dato menor que fue el único paraguayo en pasarle la mano a Mao Tse Tung quedando inmortalizado en una foto)

Mao Tse Tung y José Asunción Flores en el décimo aniversario de la Revolución China 1959 (Fuente: Antonio Pecci "José Asunción Flores Padre de la Guarania")
Los ideales políticos de Flores fueron motivo suficiente para que la guarania sea prohibida en el Paraguay, pero a la vez fue el fuego ardiente que movió la inspiración de las nuevas generaciones de músicos de los años 70 y 80, quienes tomaron de Flores, su música y su lucha para crear un movimiento que luego se llamó “el nuevo cancionero”. Una canción de protesta sencilla y popular pero cargada de mensaje y fuerza emotiva.
Es interesante remarcar que en sus últimos años Flores abandono la temática de las guaranias de amor de los años 20 para llevarla al plano sinfónico con textos de fuerte tinte político, estamos hablando de obras como María de la Paz, Pyhare Pyte, Ñemity etc. estas obras son mucho menos conocidas que India o Ne rendape aju, pero sirven como inspiración para el nuevo cancionero, quien retomo en la guarania el espíritu del cantor y la guitarra, cosa que Flores había dejado de lado ya hacia muchas décadas fruto de ambición en crear sus obras orquestales.
Con la caída de la dictadura en 1989 la guarania de protesta o el nuevo cancionero quedaron como un bonito recuerdo de una época. La juventud de la democracia ya no vibraba con este estilo, dado que ya no era el contexto que les tocaba vivir. Sumémosle a esto la llegada del internet, los discos importados, y el auge del rock en inglés y en español que movía las masas juveniles gracias a canales de televisión como MTV que difundían las ultimas novedades de la música comercial.
El escenario había cambiado y la guarania no encontraba su lugar. Perdió vigencia en la juventud y por ende se volvió una música de gente de otro tiempo. Hoy, a casi 33 años de la caída de la dictadura la guarania sigue sin encontrar ese lugar en el gusto de las mayorías. Sin embargo, no todo es negativo, en los últimos años ha tenido un resurgir en la juventud actual desde dos perspectivas distintas: los nuevos músicos emergentes y los estudiosos académicos.
En el primero podemos decir que existen nuevas agrupaciones o solistas que usan el género como parte de identidad creativa, podemos nombrar a artistas como David Portillo, Pedro Martínez, Orlando Martínez, Andrea Valobra, Eduardo Martínez, Purahei Soul, Paula Rodríguez entre otros. Estos y otros más han tomado las guaranias ya conocidas y le han dado una nueva interpretación, un sonido nuevo, moderno y también han compuesto nuevas obras en este género.
Desde el punto de vista académico, la guarania ha inspirado a muchos estudiantes de maestrías y licenciaturas en artes en dotarla de una mirada analítica y científica. Se han generado debates en importantes conservatorios y universidades del Paraguay, se han publicado tesis, revistas, artículos periodísticos, libros, audiovisuales etc.
Las instituciones públicas tienen cierta predilección por la difusión de la guarania, hay que mencionar el apoyo de Banco Central del Paraguay en la creación del concurso de la composición de guaranias, los concursos de la Secretaria Nacional de Cultura, el apoyo de la Manzana de la Rivera en el espacio cedido al museo de Punta Karapa.
Se ha creado un ateneo que lleva el nombre de Flores integrado por artistas e intelectuales que han tenido de alguna u otra forma, vinculación con el maestro inclusive de manera personal. Este ateneo es uno de los principales custodios de la obra y la memoria del maestro. Las gestiones del Cabildo y la difusión mediante de la OSIC (Orquesta Sinfónica del Congreso) para la creación de espacios de debate, conciertos didácticos etc.
Mismo trabajo lo hacen la OSCA y la OSN con la difusión de guaranias sinfónicas dentro de los calendarios de abono. No podemos dejar de mencionar los esfuerzos individuales de intelectuales y músicos solistas quienes escriben libros y publican discos con guaranias, y en algunos casos con guaranias poco difundidas.
Pero todo este trabajo parece no ser suficiente. Hay una percepción general de que la guarania está cayendo en desuso, de que es una música de otra época y ya no responde al gusto actual. Primeramente, es importante remarcar que si sumamos todo lo que mencionamos en los párrafos anteriores (siendo que me quedo corto con las menciones) sin lugar a duda la guarania hoy tiene mucha más difusión que antes.
Se toca en todas orquestas paraguayas, se compone, se graba, se estudia en las academias, se impulsan proyectos nacionales y municipales, se erigen monumentos en plazas públicas al creador de la guarania, se decreta el mes de Agosto como el mes de la guarania a nivel oficial, se generan materiales audiovisuales, comics para los chicos etc. etc. me pregunto, ¿acaso la guarania tuvo toda esta difusión en el pasado?
También es importante considerar que la sociedad ha cambiado mucho. Los paraguayos de hoy ya no somos los de 1925. De hecho, la población paso tener menos de 1 millón de habitantes en las primeras décadas del siglo pasado a escalar a más de 7 millones en la actualidad. No es lo mismo satisfacer el gusto de 700.000 personas que el de 7 millones.
La globalización ha incorporado nuevas corrientes musicales, así como modas y tendencias. Es muy difícil pretender que, con todas estas variables y la nutrida oferta musical disponible con solo dar un clic, la guarania siga siendo una música que represente al ser nacional. De hecho, yo creo que hoy no existe ninguna música que nos represente a todos por igual.
Por todo esto insisto que la guarania no está muriendo, simplemente hoy ya no goza de exclusividad que tenía hace 80 años atrás. Sus ideales de la paraguayidad ya no identifican a todas las personas, sino para una parte de la sociedad que sigue resonando en el eco de sus melodías y en la fuerza de sus textos, que no son pocos, pero no son todos.
¿Que nos queda como desafío? Cuidarla y continuarla. Hace muchos años la guarania viene sufriendo una suerte de “bolerización” (cantar como bolero y no como guarania) producto de muchos fenómenos como la globalización, modas y del hecho de que siempre la música tiende a cambiar con el correr de los años. Es natural, toda música que no evoluciona termina desapareciendo. Pero la guarania corre un gran peligro de extensión si se la canta como bolero, simplemente porque el mas fuerte sobrevive, y el bolero es un género mucho más difundido a nivel mundial.
Este peligro lo detecte por ejemplo cuando nuestra flameante reina Nadia Ferreria quien manifestó su deseo por dedicarse a la música tras un video suyo cantando la gran guarania Panambi Vera. Nadia no dejo en claro que lo que estaba cantando era una guarania. Esto dio lugar a que los periodistas del canal Telemundo digan que ella canta baladas. Que diferente hubiera sido si cantaba un tango ¿no? Probablemente no se hubieran equivocado. Es más que necesario que cuando uno sale del país y lleva la guarania en sus hombros, la misma debe ser mencionada y explicada. Si no lo hacemos nosotros los paraguayos ¿quiénes lo harán?
Cuidar la guarania desde un punto de vista académico es seguir estudiándola y entendiéndola para preservar sus características configurativas. Si no lo hacen los académicos paraguayos ¿quiénes lo harán?
Otra forma de cuidarla es enseñándola en los conservatorios y universidades con la misma seriedad que cualquier obra de Bach o Beethoven. Explicándola de manera emocional e intelectual. Cuidarla es tocarla entendiéndola y no simplemente por la intuición del oído, porque un oído globalizado tiende a querer imitar otros sonidos que no son solamente las guaranias y es lo que pasa actualmente con el bolero. Cuidarla es tocarla con partitura como le gustaba a Flores.
Cuidarla es seguir componiendo guaranias respetando su esencia, para ello es necesario entenderla y no creer que por usar un 6/8 estamos componiendo guaranias. Buscar nuevos sonidos es válido en cualquier creador, pero si vamos a usar a este género al menos cuidemos de que siga sonando a… y no a otra cosa. Esta es una tendencia en algunos jóvenes que con poca formación quieren innovar en este terreno. Como solía decir el compositor cubano Leo Brouwer “conozco las reglas por eso se como romperlas” ergo, si queremos crear una nueva guarania debemos entender que es una guarania.
En conclusión, cuidarla es tomarla enserio, y si nosotros no la tomamos enserio ¿quiénes lo harán?
Tomarla enserio es trabajar por ella, invertir, llevarla a las escuelas, a las universidades, a las empresas, a las redes sociales, a las plataformas virtuales de distribución musical, de manera coordinada en busca de un objetivo concreto. Ese objetivo puede ser nombrar a la guarania como un Patrimonio Inmaterial ante la UNESCO. Muchos géneros musicales como el pasillo ecuatoriano, el tango, o el chámame gozan de esta mención; Ser un patrimonio ante la UNESCO.
La guarania ya es nuestro patrimonio, pero si queremos llevarla a escala universal debemos salir de nuestras fronteras. El apoyo de organismos como la ONU podrían dar un salto de visibilidad muy importante a nuestro género musical y sobre todo devolverle esa vigencia que hoy se confunde con las baladas de amor.
No es fácil, es un trabajo largo que requiere una enorme difusión a nivel país. Para ello hay que olvidar los egos, los personalismos, y las diferencias y rivalidades entre colegas. Hay que levantar la mirada y entender que nadie es imprescindible, pero todos si lo somos. No estamos hablando del proyecto de fulano o de tal organismo, es un proyecto país.
Así de esa forma podremos obtener fondos para llevar a la guarania por el mundo, y que sea tocada y grabada por músicos de todo el globo, de la misma forma que se hizo con Barrios, pero en otras condiciones. Barrios nos demostró que es posible universalizar nuestro arte, solo implica voluntad y trabajo duro porque calidad nos sobra. Si no lo hacemos nosotros ¿quiénes lo harán?
Javier Acosta Giangreco
Asunción 31 de diciembre de 2021
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